El
argentino es impaciente, de fuerte temperamento, lo cual se manifiesta
claramente en la vía pública. El hecho de conducir por la vía pública implica
un gran fastidio para un argentino, llevándolo a insultar constantemente por
motivos de menor importancia, como por ejemplo, la lentitud del vehículo que se
encuentra delante de él.
Sin
embargo, el argentino transgrede constantemente las normas y leyes
fundamentales del orden social. Como ejemplo de esto, podemos mencionar la
constante contaminación al ambiente por desechar los residuos en la calle en
lugar del cesto de basura o el cruzar la calle cuando el semáforo está en
verde. Muchos argentinos reclaman orden y limpieza a las autoridades pero a la
vez transgreden las normas que dichas autoridades imponen con el pretexto de
que no tiene sentido cumplir las normas cuando hay otros miles de habitantes
que las transgreden. Generalmente, como excusa para transgredir las normas se
suele utilizar la frase “pero los demás también lo hacen”.
Un
argentino recurre constantemente a la “viveza criolla”, es decir, transgrede
constantemente las normas adquiriendo una postura de soberbia, desinterés y en
algunos casos rechazo hacia las personas que se preocupan por cumplir con las
normas y leyes.
En
cuanto a personalidad, los argentinos suelen ser extrovertidos, sociables y
generalmente prefieren estar acompañados por la familia o los amigos, los
cuales son fundamentales. En la mayoría de los casos, los amigos son de gran
importancia para la vida de un argentino, ya que son ellos quienes los ayudan a
desenvolverse en la vida social y con los que comparten los mejores momentos en
grupo (en el caso de un adolescente).
Un
gran número de argentinos son aficionados de la vida nocturna y prefieren pasar
las noches en sitios nocturnos o “boliches” (disco o club). El término “joda”
es escuchado muy frecuentemente entre argentinos, y hace referencia a una vida
nocturna de fiesta, sin preocuparse por las obligaciones ni compromisos.
Por
otra parte, un argentino es divertido, carismático y sumamente cálido con los
extranjeros, con un gran sentido del humor y gran afición por las bromas y
chistes.
Si
bien la sociedad argentina se construyó a partir de las bases europeas, estas
bases se fueron desvirtuando a lo largo de los años como producto de la toma de
malas decisiones, gobiernos corruptos, la soberbia y el desinterés de una parte
de la población por mejorar sus hábitos. Sin embargo, hay argentinos cuyos
valores y principios representan los puntos positivos del país y que contribuyen
a mejorar la sociedad independientemente de lo que dicen y hacen los demás.